miércoles, 8 de agosto de 2007

La Reina del tecnicolor: Maria Montez

Maria Montez

María África Gracia Vidal de Santo Silas (nombre real) nació el 6 de junio de 1917 (otras fuentes citan 1912) en la ciudad de Barahona, República Dominicana.

Hija de un diplomático español oriundo de las Islas Canarias llamado Isidoro Gracia García, María sintió desde niña una gran atracción por el mundo del cine, soñando desde temprana edad con convertirse en actriz de Hollywood, un sueño que logró hacer realidad cuando después de trasladarse a los 23 años a Nueva York para probar fortuna en el mundo de la moda, fue contratada por los estudios Universal a comienzos de los años 40. En esos momentos adoptó el nombre artístico de María Montez, en homenaje a una bailarina llamada Lola Montez.

A pesar de haberse casado en 1932 y divorciado en 1939 con el ciudadano estadounidense William McFeeters, banquero delegado en la República Dominicana del First National City Bank, María conservaba un fuerte acento hispano que junto a su latina presencia la convirtieron en "el ciclón caribeño", apelativo que definía su actitud y apariencia física.

Su primer trabajo en New York fue posar para la portada de una revista por la suma de US$50.

McCleland Bracly, famoso pintor neoyorkino, la conoció a través de la prensa. Desde entonces comprendió que nadie encarnaría mejor que ella el prototipo de la mujer cosmopolita, cuyas características raciales no son específicas de ninguna región del mundo en particular. Así él no tuvo que superponer distintos tipos raciales para ejecutar su obra de arte.

A la develización del cuadro de Barclay, siguió una repentina avalancha de ilustradores, fotógrafos y agencias de modelaje. Todos con estupendas ofertas para la escultural dama que no era tan joven como aparentaba. Según el original de su acta de nacimiento cuando llegó a New York, el 3 de julio de 1939, tenía 27 años y no 19, como dicen algunos libros de cine.

En 1941 debutó en la pantalla grande con la película "La mujer invisible", un film de ciencia-ficción que dirigió A. Edward Sutherland y protagonizó Virginia Bruce.
Su belleza le llevó a intervenir en variadas producciones de corte exótico y aventurero, muchas ellas de serie b, rodadas con una colorista fotografía lo que le granjeó el calificativo de reina del technicolor durante toda la década de los cuarenta.

Títulos como "Las mil y una noches" (1942) en donde encarnaba a Sherezade bajo las órdenes de John Rawlins y el acompañamiento de Jon Hall y Sabu (habituales partenaires en el reparto de este tipo de films), "La salvaje blanca" (1943) y "Ali Baba y los cuarenta ladrones", ambas realizadas por Arthur Lubin, "La reina de Cobra" (1944) de Robert Siodmak, "Alma zíngara" (1944) de Roy William Neill, "Sudan" (1945) de John Rawlins o "La Atlántida" (1948) de Gregg Tallas, confirmaron su atractivo escapista para un público inmerso en un difícil período bélico y postbélico.


En los años finales del decenio y ante la mengua de su popularidad en Hollywood, María intervino en varias películas rodadas en tierras europeas, todas de carácter aventurero ("La venganza del corsario" (1951) de Primo Zeglio) y de escasa trascendencia en su filmografía.


En 1943 se casó con el actor francés Jean-Pierre Aumont, con quien tuvo una hija, la futura actriz Tina Aumont.

En 1951 falleció debido a un ataque al corazón acaecido en el baño de su casa parisina. Tenía solamente 34 años.

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